sábado, 3 de enero de 2009

Ya no me hagas mas daño

M/24/11

Julián ¿por qué te empeñas en hacerme daño?, acaso no te basta saberme desgarrada, estás a punto de convertirte en un homicida textual, me llamaste, por un momento brotó en mi una esperanza, estaba dispuesta al dialogar contigo, recibir tus mil explicaciones y programar mi mente para entenderlas, que idiota soy ¿verdad?, Gabriel me lo repite día a día, como yo se lo repito a él, somos dos idiotas Julián que sufrimos por personas como tu, como Lucía, ¿acaso no te remuerde un poquito la conciencia?, por momentos intento ponerme en tus zapatos, ¿se puede hacer llorar a la persona que dijiste amar?, pero vayamos a la realidad, no me quisiste, ahora te pregunto ¿se puede hacer sufrir de esa manera a la persona que hipócritamente dijiste amar?, es algo perverso de tu parte, quiero comprenderte te lo juro, ¿por qué no me apartaste de tu lado de una forma menos cruel?, debías decirme un simple “ya no hay que seguir porque…” y cualquier excusa estúpida, ¿por qué Julián?, no tienes corazón acaso, tu madre no te causa compasión, porque si amas a una mujer ves de algún modo el reflejo de tu madre, pero lo olvidaba no me amaste, y no sabes cuanto me alegra el pensar que de acá a unos cuantos meses tampoco te amaré, detestaré el momento de haberte conocido, reclamaré nuevamente a Gabriel el haberme presentado a un ser despreciable como tu, intento odiarte Julián y mi alma no te olvida.

Soledad



¿Por qué hacerla sinónimo de melancolía, depresión, tristeza?, si es todo lo contrario un estado donde conocemos un espejo, jugamos con él, nos miramos de cerca, alejamos nuestro reflejo, nuestro halo se enciende y lo encontramos húmedo, apañando nuestra imagen, entonces ¡estamos vivos!.
Soledad no es propiamente descubrir, sino se remonta a algo más complejo: explorar, lo cual se hace tarea ardua cuando no podemos aceptar nuestros instintos, cayendo en un juego vil de enarbolarnos de victorias fantasiosas, así surgen los prototipos de bazofia humana, aquellos que denigran la ilusión de los que verdaderamente sueñan, y lo peor de este molde amorfo es que avanzan, crecen en sus quimeras persuadiendo al mundo, lo cual no estaría mal si sus principios fuesen nobles, mas la mayoría solo conoce un ente de salvación, su “yo”, ridículos que creen conocer la gloria tras un ensimismamiento que les provocó sentirse dueños de su destino jugando con el ajeno.
-- “Nunca debí salir de mi soledad, donde no hacía daño a nadie”,--
¿existe acaso hombre que pueda aceptarse plenamente en su soledad?, yo aún no lo logro y el día que lo haga será un día infausto porque ya no cabrá en mi alma rincón oculto al cual ultrajar, sacar lo perverso o lo humano, atrae un nuevo sabor a la vida, saberse cruel llega a convertirse en una motivación más para afrontar lo que se dice destino, sentirse virtuoso nos acerca al sabor de la grandeza, ¿para qué salir entonces de la soledad?, ¿por qué sentirnos víctimas desconsoladas del ‘destino’?.
Es peligrosa, corrosiva, la soledad no es beneplácita con quien se acerque de manera hipócrita, entonces se convierte en depresión, en la necesidad de vaciar nuestro jarrón de frustraciones ante alguien, a veces alivia el descubrir formas estilizadas de expresión, pero menguar la depresión no es conocer la soledad, la soledad es dañina, atroz cuando empieza la ‘época del descubrimiento‘, leí alguna vez -- Lo más duro de crecer es saber que las personas que quieres no son perfectas --, Soledad es encontrar nuestros secretos, que realmente no son nuestros hasta que los comprendemos, entonces somos verdugos sentenciados, los que no aprendimos de ésta simplemente nos convertimos en esclavos de lo que vimos y los receptores humanos son débiles, de distintas frecuencias que proporcionan los estados de ánimo, si muestras fortaleza afrontarás las debilidades descubiertas, si por el contrario claudicas, te encontrarás sumergido en un mar de autocompasión.
La soledad, es una expresión hermosa de nuestras almas, me encanta estar solo, caminar por las calles sin reconocer personas, escuchar música sin atender a la letra, escribir sin saber de prejuicios o vulnerabilidades, mirar al cielo e identificarme con la estrella más minúscula y despreciable que sabes puede ser tan grande como el sol, comprende eso, sentirse solo no significa estar solo, nunca te encuentras escaso de compañía en realidad, porque te encuentras con tu yo espiritual, el que no sabe de lasitudes, conversa con él, no lo juzgues, aprende, entonces identifícate, forma tu Dios interno y guárdale devoción, ámalo con fervor, porque la soledad no es sacrificio, simplemente es otra manera de conocerte.

El no llama

M/23/11

Diario, no te digo querido porque eres tan repudiado por mí que espero calcinar tus páginas para olvidar todo cuanto escriba en ti.

Fue un día triste el de ayer, llamé a Gabriel, le comenté la causa de mi sufrimiento, no pude encontrar mejor consuelo que él, pues a estas alturas nuestras vidas convergen quizá para no sentirnos tan inútiles e incomprendidos, él atraviesa un problema igual al mío con su enamorada, Lucía, cuanto alivio sentí el verlo llorar y llorar yo con él, saber que comprende a detalle lo que significa atendernos de una persona la cual no muestra más que un frívolo egocentrismo.

Nos encontramos por la noche, llamamos a Diego y fuimos a un bar, bastó solo la primera ronda de tragos para desmoronarme y terminar maldiciendo mi vida, a veces pienso que estoy pagando mis errores, ¿los errores se pagan?, entonces Dios tendría que pagar una eternidad por inventar el pecado.
La noche estaba tan gélida y nosotros dentro de aquel lugar atestado de olor a nicotina, Gabriel, mi fiel amigo acompañó mi llanto, quizá por el dolor que cargaba ante la separación inevitable con Lucía, mas yo quiero pensar que lo hizo por acompañar mi llanto, así los dos estuvimos conversando con nuestros rostros empapados en lágrimas, cuanto consuelo y compasión sentí a la vez al ver a Diego uniéndose a nuestro llanto, ahora que me lo imagino pareciera una escena cómica, llorar los tres imprecando contra otras tres personas que en algún momento no supieron valorar lo que nosotros ingenuamente les otorgamos, amor.

Diego, la vida se simplifica a su lado, estar con él me hace sentir libre, feliz, no puedo dejar de reír caminando a su lado, sus pensamientos liberales son contagiosos, me alegra saber que en el puedo ver un hombre que nunca me verá como un objeto de su deseo, tal vez sea la razón de vulnerarme ante él y llegar hasta el atrevimiento de aclararme mis dudas respecto a mis sicalípticas dudas. -- ¿Diego cuando estas con un hombre en un concúbito, a ti se te para? – Diego rió de mi pregunta, percibí vergüenza, haber tocado un punto de su intimidad impenetrable, si cabe el término, decidió no contestarme, no insistí pero al comentarle a Gabriel días más tarde sacamos unas conclusiones que dejan mi curiosidad satisfecha.

Volviendo a aquella noche, Diego comentó algo extraño y era la causa de su tristeza “yo no me visto de mujer, no bailo con él, no me gusta ser un exhibicionista, a pesar que el a veces intenta mostrarme como suyo”, ¿a qué se debe el sufrimiento de aquella persona que pareciera sonreír todo el tiempo?, Diego, quizá vive una soledad como la mía, porque la soledad se siente estando en medio de todo el mundo y no encontrar un rostro, una mano, una palabra que reconocer.

Sabes, en mañanas como esta me pongo a pensar en mi soledad, parecen como piezas de dominó que voy arrastrando, cayendo una tras otra, se que este pensamiento es producto de mi depresión, la cual voy a superar, lo voy a lograr porque no es la primera vez que atravieso por esto, antes ya he sido víctima de un patán, lo amé, te juro que lo amé con cada extensión que pueda tener aquella palabra, pero él también vio en mí un simple objeto, ¿por qué las personas que amamos tienen que vernos como muñecos vacíos de cristal?.

Son las 11 del día y Julián no llama.

La soledad de Gabriel

G/20/11

Lucía te quiero decir que no encuentro sentido a como empezar a escribirte, me siento vacío en todo este tiempo sin estar a tu lado, no te puedo negar que siento tristeza, rabia, impotencia de no saber como estas, de no poder acercarme a tu casa por temor a ser rechazado o importunarte, quisiera que conversemos, tenemos tanto de que conversar, que no aguantaba más y decidí escribirte, además es la mejor forma como puedo comunicarme, ya que habrás caído en la cuenta que un perro puede ladrar cosas más coherentes que yo cuando abro la boca
¿Sabes? Este tiempo te he extrañado como nunca, he pensado tanto en ti que tu nombre ha quedado bordado en las hojas de mis cuadernos, las carpetas de la universidad y en todo lugar donde me encontrara.
Te quiero, pero la pregunta es ¿tu me quieres?, se que lo pensarás mucho antes de responderme y ahí está el problema, si tu me lo dijeses yo simplemente te respondería con un beso, intentaría expresártelo con lo más patético que mi mente me dictase, pero tu, ¿lo harías?, no sabes cuantas veces espero des la iniciativa de decirme un te quiero para yo darte la réplica mil, millones de veces, descubriéndome por completo, sin complejos, porque ante ti soy tan vulnerable que parezco un mendigo de tu cariño, así tu me vuelves la persona más feliz del mundo cuando siento tus brazos enrollándome y también el ser mas triste cuando al llamarte, al conversar contigo por el correo te vuelves fría, tu carácter es tan voluble que cuando menos lo espero siento que eres la pareja perfecta para luego pensar que no me amas.
Cuando me hablaste de monotonía, quise saber de que modo puedo yo hacerte feliz, hasta cuanto he podido lo he intentado y si tu me dijeras intentémoslo nuevamente lo haría, una, dos, mil veces, mientras sepa que me quieres, mientras tenga yo la convicción de que también te quiero, sin embargo, esta semana has demostrado huir de mi, cuando estaba cerca te apartabas, me sentía ignorado y no encontraba la razón. Ahora me alegro que aquel mensaje me haya llegado, ¿es cierto, te estoy cansando, aburriendo?, quizá cometí el error que tu me advertiste, el minimizar las cosas, ¿acaso querías que empiece a hacer un enredo de simplezas?.
Alguna vez reclamaste también mi confianza, creías que no te contaba todo cuanto me pasaba, no te voy a negar que he tenido y tengo problemas, todo el mundo los tiene y el concepto de la mayoría es compartirlos para ablandarlos, para aliviarlos, no sabes como te envidio cuando me comentas de aquella amistad inquebrantable con C. se que en ti puedo confiar, confío en ti, pero conóceme, soy abstraído, no puedo comentar a nadie mis cosas, por lo menos no de sobrio (me avergüenza el decirlo). Se que en ti tengo una amiga más, pero créeme que se me hace difícil poder contar mis fracasos, que son muchos, sin embargo siempre guardo como en ensueños querer compartir contigo algún remoto éxito.
Quiero sepas que a pesar de todo problema que tuvimos, estoy dispuesto a conversar, esta semana ha sido un preámbulo de dar libertad a frustraciones, por ello lo que te voy a decir puede sonar duro, yo diría razonable: Quiero librarte de mi, no intento, ni intentaré ser como unos grilletes que te apresen de los cuales no puedas escapar, el amor es libertad dicen, ahora lo comprendo, ahora que siento te la estoy arrebatando lo comprendo, se libre mi Lucía, quizá no encuentres en mi el tipo idóneo, hay millones mejores que yo, se que tu conocerás a unos miles y no culpo tu elección, no te puedo negar que también me remuerde el alma pensar que amas a otro, sin embargo es algo natural, eres libre mi Lucía, felizmente somos jóvenes, el sufrimiento tarda un poco en sanar pero sana. ¿Recuerdas que alguna vez te dije que no quería seas infeliz a mi lado?, pues te lo repito en esta carta, ‘la vida es hermosa y solo los que saben vivirla entenderán la libertad de ser hombres’, ¿sabes? Hiciste de mi vida un hermoso lugar donde habitar, además cuando te vayas no todas las rosas que sembraste en mi van a morir, me siento tan absurdo escribiendo así”.
Lucía, si esto significa una despedida quiero sepas me despido feliz y si derramo lágrimas será porque te veré partir a mejores senderos, disculpa lo dicho anteriormente, me retracto ante lo dicho que me remorderá el alma pensar que amas a otro, respetaré tus decisiones, porque seremos amigos, porque luego que leas esta carta conversaremos y si llegamos a terminar será por siempre, no te preocupes, ni te sientas condicionada a pensar en “tiempos”, dejemos los tiempos para aquellos idiotas masoquistas que disfrutan su vida en la incertidumbre de un amor, que deshojen las margaritas ellos, nosotros no, porque tu me has enseñado a madurar mucho tanto como para creerme autosuficiente y hacerme responsable de mi mismo, desde ya te agradezco por escrito, porque al hablar se me cortará la voz estoy seguro.
Anteriormente te dije que lo intentaría mil veces si mil problemas tendríamos, te aclaro nuevamente mi predisposición, siempre y cuando tu lo desees, no te sientas obligada a nada en este tiempo que te conozco he notado que no será así, eres alguien segura e independiente a pesar que no lo quieras admitir, yo busco tu felicidad y si esta estuviese a mi lado encontraría la mía a la vez.
Si crees que lo mejor es volver a ser amigos, te comprendo y prometo respetar tu decisión.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Sin remedio para mi soledad



M/20/11
Julián aún no comprendo tus palabras, fuiste tan despectivo conmigo que deseo creer te equivocaste, ¿no hablabas conmigo verdad?, ¿te dirigías a otra persona cuando me dijiste todo aquello, no es así?, quizá el licor disipó tus ideas y me confundiste, por ello decidí escribir en mi diario todo cuanto siento, para ver tus palabras minimizadas en simples hojas de dolor y no bordadas de sangre en mi alma.
Te quiero ¿lo sabes?, se que lo sabes porque te lo he demostrado en cada oportunidad que tuve, pero tu ¿me quieres acaso?, o tal vez tenga que decir ¿me quisiste en algún momento?, no tienes idea de cuanto heriste mi orgullo con tus palabras, me usaste dijiste, fui simplemente un instrumento de tu satisfacción sexual, no tu puta, porque no intenté recibir nunca gratificación material por mi entrega, no confundas las cosas por favor, yo te quise y no comprenderás en que manera, ¿qué puedes tu saber de sentimientos?, me demostraste todo aquella maldita hora cuando imprecabas contra mí, cegado por los “me dijeron” y también por los “que dirán”, cosas de las cuales creí te habías librado cuando aceptaste mi amor, cuando yo acepte tu amor, porque a pesar de los temores que tuve osé a emprender un nuevo sendero a tu lado, no fue sencillo te confieso y ahora por más que intento no puedo cerrar este capítulo sin llanto en los ojos.

Te odio, te odio porque te amo en mi solo has creado este tipo de antagonismos, pero basta, querías verme destruida, abatida, pues aquí me tienes, mi vida toda tuya, convertida en una marioneta que accionas con los hilos invisibles de mi dependencia hacía ti. Esperé tu llamada, una simple disculpa hubiese bastado para volver contigo, quizá el más mínimo gesto de tu atención hubiese sido suficiente para perdonarte todo cuanto dijiste y recomenzar, porque el amor significa oportunidad, en mi las encontrarías en cada instante que decías quererme, ahora no se, pues he decidido emprender el penoso viaje del olvido, no imaginas cuanto te extraño, como busco no recordarte, cuantas veces intento reprimir mis lágrimas cayendo en un falso autoconsuelo de creerme amada por alguien, y pensar que fue tan fácil hace tan solo un mes atrás cuando contaba con tu compañía y la certeza que me amabas.

Cuán rápido pasó el tiempo, de aquella noche solo me queda el sabor amargo, mas ya no la esencia, aquella cicuta que me diste de beber lentamente con tu torpeza, o acaso no te consideras un imbécil al intentar volver conmigo afirmando no quererme, por un momento quise aceptar la propuesta, pensé que el tiempo logrará cambiar tu trato hacía mi, ¿ves cuán bajo he caído?, no me avergüenzo, te amé, quizá aun te ame y si es un consuelo para tu alma también te odio de una forma sana, simplemente deseo vivas lo que yo en algún momento, nada más, tengas una larga vida y una digna muerte, ¿ves la simpleza de mi adversidad?.

He comprendido tanto, en tan corto tiempo, he reafirmado lo que alguna vez me dijeron – Los golpes enseñan – y yo aprendí de la peor manera en mi soledad.